Los errores que cometemos son defectos del lenguaje, es decir, barbarismos. La palabra proviene del latín barbarismus, y este, del griego, ‘extranjero’. “Bárbaro” era un romano respecto de los griegos, y barbarismo, el modo de hablar vicioso al estilo de los extranjeros. Se cometen barbarismos cuando se pronuncian o se escriben mal los vocablos, o cuando se emplean voces impropias. (ZORRILLA DE RODRÍGUEZ, 2014, p.108).
ZORRILLA DE RODRÍGUEZ, Alicia María. Diccionario gramatical de la lengua española. La norma argentina. Buenos Aires: Academia Argentina de Letras, 2014.